Ibamos tu y yo, caminando sin rumbo, en un camino sin fin. Juntos, agarrados de la mano, sin soltarnos ni un solo momento. Habíamos salido por la noche. Hacía frío. Pasaron horas y horas. Recuerdo el momento en el que te miré y te dije: -Cariño, ¿a donde vamos? A lo que me respondistes: -No lo sé, solo quiero estar contigo, da igual hacia donde vayamos, perdámonos, quiero ser feliz toda mi vida, junto a tí.
En ese momento solo se me paso por la cabeza darte un abrazo. Y decirte: -Cariño... desaparezcamos de este mundo.
De pronto despierto, en una cama, me giro a un lado para decirte: -Buenos dias princesa. No estabas, era solo un sueño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario